Tosi Mpanu-Mpanu: «esta será la COP de la financiación»
«Estamos en un momento de precariedad exacerbada, en un contexto de inseguridad alimentaria e inseguridad energética. Y nos hacen falta soluciones para poder seguir haciendo esfuerzos de forma equitativa en el marco de una transición justa», mencionó el entrevistado. Foto: IISD/ENB – Kiara Worth.
10 de noviembre de 2024 Hora: 18:14
Los objetivos declarados de este encuentro se centran en la financiación justa y evitar el aumento de la temperatura media mundial por encima de 1.5º C.
Bakú, la capital de Azerbaiyán, a partir de mañana 11 de noviembre acogerá la principal cumbre climática del año: la COP29 (29 Conferencia de las Partes). A propósito, el corresponsal de teleSUR en África, Oskar Epelde, realizó una entrevista a Tosi Mpanu-Mpanu, delegado a la COP en esta ocasión y negociador jefe de la República Democrática del Congo, por parte del Grupo Africano de Negociadores.
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Oskar Epelde (OE): El Grupo Africano de Negociadores necesita de 1000 a 1300 millares de dólares anuales de financiación climática para la adaptación y la mitigación. El negociador jefe de RDC, Tosi Mpanu, preguntado sobre lo que se espera, se necesita y se teme en la COP29, respondió:
Tosi Mpanu-Mpanu (TM): La gente dice que debe ser la COP de la financiación, porque debemos ponernos de acuerdo sobre el Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo de la financiación climática a partir del 2025. Es la cifra que deberá ser movilizada en conjunto y que debe ser superior a los 100 mil millones de dólares ofrecidos en 2009 en la COP15 de Copenhagen.
Esperamos alcanzar un acuerdo en este objetivo. No queremos que sea una cifra política, redonda que suene bien al oído, como 100 mil millones, sino que queremos que sea una cifra equivalente a las necesidades de los países en desarrollo. Tenemos estudios cuantificando esas necesidades, y suman entre 1000 a 1300 mil millones de dólares por año.
Los estudios de adaptación publicados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y los publicados por la Agencia Internacional de la Energía sobre las necesidades de la transición energética, y nuestras propios planes de contribución nacionalmente determinada nos llevan como grupo a estimar que necesitamos de 1000 a 1300 millares de millones de dólares anuales. Ya no contamos en centenas, sino en millares de millones.
Si miramos los informes del grupo de países menos desarrollados, hablan también de movilizar de 5000 a 6800 millares de millones de aquí a 2030. Son cifras similiares. Así que esperamos entrar un debate y buscar un acuerdo.
Hay tensiones porque nosotros queremos que un 20 por ciento de esa financiación pase a través del mecanismo financiero de la Convención climática, esto es el Fondo Verde por el Clima, el Fondo de Daños y Perjuicios, el Fondo de Adaptación, el Fondo por el Medioambiente Mundial y los otros fondos de la Convención.
También esperamos claridad en la cuestión de extender los contribuidores, porque nosotros como africanos sabemos que no tenemos responsabilidad histórica en el cambio climático y no queremos formar parte de quienes deben contribuir para ayudar a otros países en desarrollo a resolver el problema climático.
Nosotros con nuestros propios recursos hacemos ya mucho, y queremos que la financiación movilizada a nivel internacional sea esencialmente de los países industrializados, de países contaminantes que tienen una responsabilidad histórica en el cambio climático, lo que está reconocido en el marco de la convención. Queremos que esa financiación consista esencialmente en donaciones o en préstamos concesionales y que no sean créditos con una alta tasa de interés que nos van a poner todavía en un peligro mayor, habida cuenta de lo que sufrimos para servir la deuda externa.
También pedimos que esos fondos sean nuevos y adicionales a las ayudas al desarrollo. Y que sean fáciles de acceder y de desembolsar, porque en el pasado no ha sido así.
Por tanto, para nosotros es efectivamente la COP de financiación. Porque el balance global del año pasado, la evaluación de los esfuerzos realizados por los países para lograr el objetivo del Acuerdo de París, de limitar el calentamiento de la tierra a 1.5º de aquí a finales de siglo, nos muestra que los esfuerzos realizados no son suficientes y que hace falta aumentar el nivel de ambición colectiva. Por ejemplo en lo que respecta al Fondo de Daños y Perjuicios, puesto en marcha en la COP del año pasado en Dubai, y estamos contentos de que lograra movilizar 700 millones de dólares, pero es evidente que hace falta movilizar más para que el Fondo pueda responder a los daños.
África es el continente que emite menos gases de efecto invernadero. Contribuye entre el 2 y el 4 por ciento de las emisiones globales. 4 por ciento anualmente, y 2 por ciento si miramos las emisiones históricas. Pero África necesita mucha financiación para hacer frente a los efectos del cambio climático. Por ello también seguimos muy de cerca el trabajo de los Emiratos Árabes Unidos en Belem sobre los indicadores de los objetivos de adaptación porque debe permitirnos reforzar la acción climática en lo que concierne a la adaptación.
OE: También mencionaste el temor…
TM: El temor se debe sobre todo a un contexto geopolítico difícil. Muchos países desgraciadamente están turbados por los conflictos que existen. Por ejemplo el conflicto Ruso-ucraniano ha hecho que suba el precio de algunos alimentos. Estamos en un momento de precariedad exacerbada, en un contexto de inseguridad alimentaria e inseguridad energética. Y nos hacen falta soluciones para poder seguir haciendo esfuerzos de forma equitativa en el marco de una transición justa. Queremos hacer esfuerzos y que sirva para mejorar el acceso a la energía y reforzar nuestra resiliencia en relación a la adaptación.
El temor es también lo ocurrido en las elecciones de EE.UU., donde ha sido elegido un presidente que podríamos considerar climato-escéptico, que amenazó retirar con su país del Acuerdo de París e incluso de la Convención sobre el Cambio Climático. Tenemos miedo a que en los meses venideros, los Estados Unidos se desvinculen de los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, así como de la financiación climática. Esa actitud de EE.UU. podría empujar a otros países a hacer lo mismo. Nosotros esperamos que, al contrario, todos estos desafíos se transformen en oportunidad y que los países desarrollados opten por reforzar su compromiso para suplir el vacío que podría quedar tras la retirada de EE.UU.
OE: ¿Invertir en adaptación buscando soluciones para aumentar la ambición global de la acción climática?
TM: Tenemos un gran potencial de energías renovables si tenemos suficiente financiación para aumentar nuestra capacidad energética asegurándonos de utilizar energías limpias. El acceso a la energía tendrá un efecto positivo para lograr mayor actividad económica y hará que seamos más resilientes en el plano socio-económico. Porque si la gente no tiene acceso energético recurre al bosque en busca de energía. Si tenemos soluciones para afrontar nuestros problemas de desarrollo, colectivamente podremos aumentar la ambición de la acción climática.
OE: Y viceversa, es una solución pero también una amenaza, ¿no es así?
TM: La prioridad para nosotros como país es reducir la pobreza y crear las condiciones de un crecimiento económico inclusivo. La necesidad es ayudar a mejorar las condiciones de vida de los africanos, de los congoleños. Y estos esfuerzos de lucha contra la pobreza y búsqueda del crecimiento socioeconómico inclusivo se encuentran ahora en dificultades por la falta de una financiación climática adecuada. No podremos reducir las causas de la deforestación, sino que se amplificarán y destruirán a los países de la cuenca del Congo aumentando el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso es importante poder ayudarnos a proteger el sensor forestal que tenemos, sabiendo que nuestros bosques sirven también de cuenca hidrográfica. Si los bosques desaparecen, se secarán muchos cursos de agua y eso creará muchos más problemas.
OE: ¿Qué papel tienen China y los minerales críticos?
TM: China es a menudo señalada con el dedo por ser el mayor emisor de gases. Es verdad, pero hay que relativizarlo porque China es, desgraciadamente, la fábrica del mundo. No podemos estar contentos de tener un iPhone y utilizarlo para informarse, ver películas, comunicarse, escuchar música, y luego responsabilizar a China, donde ha sido fabricado ese iPhone produciendo emisiones.
Además, si miramos las emisiones per cápita de China, dividiendo las emisiones por 1.3 millones de personas, los chinos no son los mayores emisores. Es verdad que debemos empujar a China a contaminar menos, pero esa decisión debe pasar igualmente por la equidad y tener en cuenta que el chino contamina menos que el norteamericano.
En la cuestión de los minerales estratégicos China ha invertido en algunos países donde hay reservas de esos minerales, sin escuchar a eso que se dice de que hay esperar a que mejore el clima de negocios, que hay corrupción… China no ha escuchado esos decires negativos, ha venido a invertir en esos países. Hoy China se está convirtiendo en quasi monopolio de algunos minerales estratégicos. Y tenemos a los occidentales que se quejan diciendo que damos demasiado a China, pero es China quien ha invertido. Y como no tenemos otra tecnología, esos minerales van a China, son transformados y eso es lo que ha creado tensiones con los países europeos que ahora intentan sobretasar esa producción china, que para algunos, contribuye a la transición energética.
OE: ¿Esas inversiones de China en África procuran la transferencia de tecnología y la construcción de capacidad?
TM: Creo que China responde a lo que el país que le recibe decide. Si un partenariado no es equitativo, si está mal firmado, hace falta que la parte nacional presione sobre sus dirigentes políticos para asegurarse de que lo que se firme lo sea. Si eso no existe, el país podría perder en sus relaciones con China, pero no es China la que impone esas condiciones, sino el país que recibe la inversión china que a veces se compromete ofreciendo ventajas que valen más que lo que China pide.
OE: Combinado con las responsabilidades históricas de CBDR, el principio de la equidad evoca responsabilidades derivadas del hecho de disponer de recursos financieros para invertir o dar créditos. El hecho de poder y no hacer es lo que se convierte en indicio de culpabilidad.
TM: Absolutamente. Los países ricos deben entender que cuando hacen inversiones de financiación climática en países en desarrollo, no vamos a una competición económica, es sobre todo para ayudar al país en desarrollo a alcanzar un mayor nivel de acción, luego de ambición, que va a servir a lograr el objetivo global. Por tanto los países desarrollados deben llevarse la mano al bolsillo para ayudar a los países en desarrollo a alcanzar mayor ambición. Si soy un país y he cifrado mi acción climática en 10 mil millones de dólares, y sólo puedo financiar mil millones, que los 9 mil millones restantes podrían venir de la Internacional, y eso me ayudará a aumentar mi nivel de ambición. Por tanto el dinero dado por los países desarrollados es algo que puede tener un buen efecto de bien para ayudar al país en desarrollo a hacer más.
OE: ¿La unión en el grupo africano se mantiene pese a las divisiones geopolíticas globales?
TM: Hay una gran unidad. Desde hace muchas COPs, cuando venimos a esta discusión no lo hacemos de forma dispersa, sino que vamos sobre la base de una posición común africana, respetando el principio de no hacerse daño. Y de hecho, es la posición armonizada de 54 países africanos que hablan con una misma voz. Es una voz fuerte, una voz que hay que respetar. En todos caso, los africanos pesan, no puede ignorarse una masa crítica de una cincuentena de países cuando toma la palabra.
Autor: teleSUR: Oskar Epelde
Fuente: Oskar Epelde